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Hace un buen tiempo, concretamente desde marzo del año 2017, la intendencia se abocó a trabajar en un Proyecto de Mejoramiento Barrial en Barrio Artigas (PMB), que involucraba tres etapas.

La primera etapa involucraba la canalización del Arroyo Ceibal, o mejor dicho una cañada afluente al mismo. La segunda etapa se refiere a obras de infraestructura tales como vialidad, red de saneamiento, agua potable y desagües pluviales, y red de energía eléctrica y de alumbrado público.

La tercera etapa, la más ambiciosa, apunta a la reinstalación de las familias pertenecientes a tres asentamiento en el lugar:Inundados, Balta Vargas e Instrucciones del Año XIII.

La primera etapa funcionó en forma dinámica hasta encontrarse con un problema que dificulta las dos etapas siguientes.

La canalización de la cañada que desemboca en Arroyo Ceibal, debe pasar si o si por dos predios privados. Uno de ellos a cuenta de un titular único y el otro en donde figuran varios propietarios de los que algunos no se sabe si quiera donde viven.

Teniendo en cuenta ese dato, surge el primer gran inconveniente para que el proyecto sea viable. El intendente anunció días pasados el proceso de las Viviendas Ñandé, que forman parte de una primera etapa del proyecto “Un Salto al Desarrollo” y que nada tienen que ver con lo de Barrio Artigas, sin embargo, fiel a la creencia de su mundo, prosigue en su relato que posteriormente se vienen 117 soluciones habitacionales en Barrio Artigas.

Pues bien, las dificultades del proyecto se plantean en que poder ingresar a los terrenos privados para canalizar la cañada y que se terminen los desbordes cuando la lluvia es intensa, forma parte de un proceso de acuerdo entre la intendencia y los propietarios para establecer el valor patrimonial de los mismos.

Once mil dólares ofreció el ejecutivo a uno de los propietarios y aparentemente no habría sido aceptado por el propietario y en el otro de los casos ni si quiera se ha avanzado en la negociación.

Habida cuenta de eso, días pasados se dieron lluvias intensas y continuas que arrojaron como consecuencia directa e irrefutablemente, que el terreno para el realojo de los tres asentamientos sigue siendo inundable.

A eso se suma que los trabajos realizados, en algunos casos, corren riesgo de no servir de mucho y que se tengan que volver a hacer.

En junio tendría que haber comenzado las obras de construcción de las viviendas pero el proceso se encuentra en una pausa que parece la dirección de obras no poder encontrarle la solución.

Sumado a esto la difícil situación económica que los propios integrantes del ejecutivo reconocen (no siempre con toda la verdad), hacen pensar que el avance del PMB se hace lento, cansino y con destino incierto, a excepción que surja dinero fresco y dinámica en la acción para dar respuesta a las familias que esperan por su realojo.

 

Fuente: Quinto Elemento


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