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Tras la victoria de Alberto Fernández, la moneda argentina abrió a 53 pesos, pero rápidamente llegó a 60 por dólar: cerró en 57,30.

El peso argentino se desplomó y la bolsa retrocedió alrededor de 30% este lunes, tras el revés del liberal Mauricio Macri en las primarias del domingo, en las que el kirchnerista Alberto Fernández se colocó como favorito para las presidenciales del 27 de octubre.

En la «city porteña» la moneda abrió a 53 pesos pero rápidamente llegó a 60 por dólar estadounidense. Al final de la jornada cerró en 57,30 pesos por dólar, una depreciación de 18,76% con respecto al viernes pasado. Algunas casas de cambio apagaron sus pizarras y por momentos colapsaron las páginas web de los bancos.

El Banco Central elevó la tasa de referencia a 74% anual y ofreció una licitación por 50 millones de dólares, en un intento por contener la corrida cambiaria.

Pero la incertidumbre hizo temblar a la Bolsa de Buenos Aires, que el viernes había subido 8% en señal de optimismo, y este lunes perdió hasta 34%, con caídas de hasta el 46% para algunos títulos.

En la bolsa de Nueva York, los bonos argentinos mostraron caídas de alrededor de 20% y las acciones de las empresas argentinas de más de 50%.

«Es lo que pasa cuando un gobierno miente sobre el rumbo de la economía», reaccionó Fernández, visto con desconfianza por los mercados que favorecen a Macri y sus políticas aperturistas.

Fernández, en fórmula con la exmandataria Cristina Kirchner (2007-2015), logró 47% de los votos mientras Macri obtuvo 32%, una diferencia casi irremontable para el oficialismo. Con candidaturas definidas de antemano, las primarias sirvieron como una encuesta a escala real.

Si se repite ese resultado en octubre, Fernández puede ganar en primera vuelta, para lo cual es necesario obtener el 45% de los votos o 40% con una distancia de 10 puntos frente al segundo más votado.

Un eventual balotaje está fijado para el 24 de noviembre y el próximo presidente debe asumir el 10 de diciembre.

– Gobernabilidad –

En medio del nerviosismo, Macri convocó a una rueda de prensa por la tarde, tras reunirse con su gabinete.

«Tenemos la responsabilidad de gobernar hasta el 10 de diciembre. La oposición también tiene la responsabilidad de acompañar y garantizar la gobernabilidad», dijo el ministro Rogelio Frigerio.

Pero Fernández enfatizó: «Estamos empezando una campaña nuevamente. El gobierno tiene que gobernar y nosotros somos oposición. El gobierno nunca convocó a nadie, ¿por qué convocaría ahora?».

La recesión, la inflación de 22% en el primer semestre, una de las más altas del mundo, y la pobreza que alcanza a 32% pesaron más que el rechazo a las denuncias por corrupción contra Kirchner, con varias causas abiertas y un juicio en marcha.

Para el analista político Carlos Fara, el resultado dejó de manifiesto «que el gobierno perdió el apoyo de sectores clave de la sociedad».

«El voto mostró una insatisfacción profunda con la situación económica, la angustia en la sociedad que sintió que el gobierno se había desconectado de la realidad y no estuvo a la altura para enfrentar los problemas», dijo a la AFP.

Debido a la crisis económica, el gobierno de Macri pactó un programa de ajuste con el Fondo Monetario Internacional por 56.000 millones de dólares con vencimientos desde 2021.

El gobierno atraviesa «su peor crisis política», opinó el analista Sergio Berensztein.

«Lo electoral ha pasado a tercer plano. Fue contundente la reacción de los mercados. Hoy todos los argentinos son más pobres, es el comienzo de un ajuste caótico que puede ser el fin», apuntó.

Fernández fue jefe de gabinete del ya fallecido expresidente Néstor Kirchner (2003-2007) y luego de Cristina durante 2008, su primer año de gobierno.

Con ella rompió y se convirtió en su feroz crítico, hasta la reconciliación que diez años después los unió en la fórmula presidencial.

Fuente: Montevideo Portal con información de AFP


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