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Las despedidas de murgas, de la que seguramente Lima no sabe, no entiende y no interpreta, hacen un resumen de la realidad melancólico al principio y con fuerte reivindicación final.

Muchos se preocupan de saber si uno vive como izquierda, piensa como izquierda o actúa como izquierda y me veo obligado a decir que en esta familia lo seguimos haciendo pero no respetamos este disfraz planteado por el emperador que va por la reelección.

Hemos dado muestras durante tres años del clientelismo violento de Lima y su gente. Los terrenos, el Bernasconi de regalo, el 5 de Oro y su pozo acumulado y la utilización irrespetuosa de una frase se Seregni para el cierre en costanera que ni siquiera recordó. Dijo «hasta la victoria», pensó y agregó «del 27». Desconociendo algunas reglas básicas del recordado «hasta la victoria siempre, compañeros».

Nunca le va a salir por no sentirlo y volviendo al comienzo de esta nota, Lima se despide usando todo. Camioneta oficial, funcionarios y depósito municipal de donde salieron canastas compra votos en las que se incluye yerba (?) y comidas para perro (?).

Cual es límite de jugar con la necesidad de la gente? Noboa que hace al respecto? Y Sánchez que defiende la izquierda como herramienta? Y Cesio que habla de acto político ejemplar y se comieron un pibe apuñalado?.

Ni que hablar de una mesa política que durante cinco años y medio no resolvió como cortar el clientelismo político. Estas elecciones deberían ser ejemplares en la señal de la democracia pero más ejemplares deberían ser en decir el viejo dicho de los viejos sabios, «Dios no quiere cosas chanchas».

Mañana escucho Arapey, palabra, porque seguramente ese periodismo independiente hable de esto y busque todas las voces denunciantes, valientes, jugadas.

Daniel Caiazzo

Quinto Elemento


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