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Recuerdo que cuando era chica mi abuela me decía, muy seguido por cierto, que “cuando uno no tiene nada inteligente para decir, lo mejor es hacer silencio” y uno aprende de esos consejos, por suerte tuve una gran abuela que me enseñó muchas cosas.
Y traigo esto a colación porque es lo que se me vino a la cabeza cuando volvimos a escuchar esta vez, en formato de conferencia de prensa, al intendente decir que gracias a él “Salto había recuperado el grado inversor”.

A las pocas horas esto era desmentido por la propia empresa calificadora de riesgos (CARE).
Una vez más Salto fue expuesto y dejado en ridículo, por el afán de protagonismo del intendente y esa costumbre de querer hacerse ver como “salvador”, con esa narcisismo que uno ve cuando hace que todos los medios de prensa reciban comunicados diarios con su foto, sentado solo en la única garita, o entregando un remo, o “inaugurando” calle Uruguay o los caminos rurales que existen desde la época de las tropas.
Este es un ejemplo de los tantos de una persona que desaloja gente, que dejó a 250 personas sin trabajo solo por pensar distinto, que le tira los ranchos a los más humildes sin darles una solución; el mismo que intima a las personas que venden maní y tortas fritas.
Pero, yendo al grano de lo que se dijo en la conferencia y que fue desmentido quiero aprovechar para hacer algunas puntualizaciones.
Una de ellas es que no se mide el grado inversor de Salto. Seguir diciendo eso es un gran disparate, mal informando a la población. Si hay algo que se puede medir es el grado inversor de la Intendencia de Salto y eso a pedido expreso de los inversores, no el grado inversor de Salto eso no existe.
Vamos a recordar también que la evaluación de los fideicomisos de la administración anterior era A, que es la mayor categoría y se debió a que fueron cumplidos sin ningún inconveniente y todos ellos cerraron el 30 de junio de 2015 con el finiquito.
Lamentablemente, el propio intendente Lima se dedicó en toda su campaña electoral a desprestigiar a Salto, difamando y hablando de deudas que no existían y hoy la Junta Departamental de Salto realizó una denuncia que tiene que ver con el incumplimiento de lo autorizado cuando se votaron los mil millones.
Estamos convencidas que el propio intendente complicó la situación pública de las finanzas de la Intendencia. La confianza es la clave para los que quieran invertir y si desde el propio jefe comunal esto se destruye, las consecuencias son la pérdida de la confianza.
Hoy la empresa calificadora desmiente al intendente de Salto, la misma empresa que calificó a todos los fideicomisos anteriores con categoría A, porque tenían confianza en la Intendencia de Salto y porque ellos se desarrollaron con excelente cumplimiento y a esto nadie lo puede desmentir porque los informes existen.

Columna Diario Cambio


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