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El alcalde y los concejales de Villa Constitución han lanzado la voz de alerta ante la «penosa» situación que enfrentan sus habitantes. Reclaman por las promesas previas a la elección nacional, que han sido incumplidas.

El alcalde Carlos Souto explicó que «ante la falta de trabajo estable y digno», se han visto en la necesidad de transmitir la honda preocupación que se ha instalado en la segunda localidad más poblada del departamento de Salto.

Villa Constitución, con una población estimada en algo más de 3.000 habitantes, no se ha recuperado aún de los perjuicios que le ocasionó el proyecto de la represa de Salto Grande —que significó alejarlos 12 kilómetros de la conexión con la Ruta Nacional 3— y más tarde, la pérdida de fuentes de trabajo por el cierre de El Espinillar de Ancap, en el año 1994. El establecimiento azucarero absorbía toda la mano de obra tanto de esta villa como de Pueblo Belén.

Dependientes hoy de los ingresos derivados de la producción citrícola y de arándanos, que han sufrido impactos negativos por las adversidades climáticas y la dificultad de colocación en mercados internacionales, los trabajadores zafrales del sector no han tenido otra alternativa de empleo ni subsidios por desempleo.

«Hay personas y familias con muchos hijos que no consiguen changas desde noviembre y esto es preocupante», dijo el alcalde Souto, quien permanentemente recibe inquietudes de sus vecinos por este tema.

El funcionario expresó que después del cierre de El Espinillar, nunca se recuperaron los puestos de trabajo y la economía de la Villa decayó en los últimos 20 años.

La gente emigra de la Villa, principalmente los jóvenes porque «quien piense en el futuro, se tiene ir», lamentó.

El alcalde, que llegó a la titularidad del municipio en representación del MPP, dijo que la población está «muy descreída» y no responde a las invitaciones o convocatorias, porque después del cierre de El Espinillar «se le han creado falsas expectativas, como la promesa de un desarrollo turístico a partir de la exploración de un pozo termal que nunca llegó».

Souto recordó la firma del convenio que suscribiera el entonces Presidente del Directorio de Ancap Raúl Sendic con el municipio, que en ese período era administrado por Sergio García da Rosa (FA) y que tuvo lugar en julio de 2013, en medio de una fiesta popular en la plaza Joaquín Suárez, con fuegos artificiales. Se conmemoraban entonces los 161 años de la fundación de la localidad.

Hasta ahora, el convenio no se cumplió.

El alcalde indicó que el jornal diario de un trabajador zafral es de $ 400 y como consecuencia de las lluvias, quienes viven de ese sustento económico han sido muy perjudicados. «Es crítica nuestra realidad hoy. Tenemos familias que están pasando necesidades», acotó.

Como punto de partida para atender los reclamos de los vecinos, el alcalde aguarda una respuesta a una solicitud para reunirse con la Ministra de Industria, Carolina Cosse y con el prosecretario de la Presidencia, Juan Andrés Roballo.

«No pude comprar ni un lápiz a los gurises».

Ramón, uno de los tantos vecinos de Villa Constitución que subsisten con la zafra de la naranja o el arándano, dijo que estos últimos cuatro meses «han sido de los peores» para mantener su familia. «Hubo semanas que trabajamos dos días, tres, pero ahora no tengo ni para un kilo de arroz y lo que más me duele es que no pude comprar ni un lápiz para los gurises que empezaron la escuela. Ya nadie mas me fia y no consigo ni una changa», precisó.

Pedro, otro vecino, hoy jubilado, recuerda las viejas épocas de bonanza económica, pero la realidad le cambia la cara cuando habla de la gente de su entorno que integran la fila de los desocupados. «Tengo 84 años, todos vividos aquí, y puedo asegurar que nunca estuvimos peor que ahora. Lo único que han hecho los gobiernos aquí, después del cierre de El Espinillar, fue una cárcel».

Diario EL PAIS


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