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Todos los 7 de agosto -día del patrono del pan y el trabajo para los católicos, la capilla de San Cayetano recibe miles de visitantes. Este año se espera un número importante de fieles debido a la alta tasa de desempleo que afecta al Departamento. La capilla se ubica en la zona del barrio Barbieri.

Desempleo.

El templo de San Cayetano es una especie de termómetro del estado de cosas en materia laboral, pero no solo eso, porque recibe cada año a creyentes que hicieron promesas más atrás en el tiempo, se sintieron recompensados y continúan concurriendo, en la medida que la petición concedida les genera una deuda, el ofrendar, de pronto de por vida, de acuerdo a la promesa realizada. En la parroquia hay un servicio de santería, que incluye desde rosarios hasta llaveros con la imagen de San Cayetano, pero el santuario de las ofrendas no pertenece a la Iglesia.

Aunque la mayoría pide trabajo para sí o familiares, otros rezan por su sanación, teniendo en cuenta que San Cayetano era un sacerdote del siglo XVI que quiso vivir la espiritualidad de los apóstoles en la más estricta pobreza voluntaria, compartiendo sus bienes con los más pobres y dedicándose a cuidar enfermos.

«Era un hombre brillante, abogado al cual el Papa Julio II lo nombró al comienzo de su servicio como sacerdote con el cargo de protonotario apostólico, pero él quería estar con los más humildes. No le gustaba la comodidad de las cortes», contó Eduardo Ojeda a El País.

Desde 1986 el párroco Enrique Passadore incentivó mucho la devoción al santo. Poco a poco, el aumento de fieles fue ostensible, debido al desempleo reinante, realidad que se mantuvo en los 90 y recrudeció en 2002. Un caso puntual de crisis detonó al cerrarse la vecina Cristalerías del Uruguay.

Un santo mediador en conflicto argentino

Un milagro que le adjudican a Cayetano de Thiene fue la Paz de Nápoles, que llegó después de conflictos entre soldados del virrey -de Carlos V- y ciudadanos opositores a que se instauraran tribunales de la Inquisición. La historia cuenta que Cayetano pensó entonces que solo le quedaba orar, entregar su vida para solucionar el conflicto.

El mismo día que murió, el 7 de agosto de 1547, el vocero del virrey anunció que si la gente deponía las armas, la Inquisición no llegaría, lo cual terminó consagrándose. En 1671 Cayetano fue proclamado santo por el papa Clemente X.

El peso histórico de los migrantes italianos hacia Argentina determina que las movilizaciones de cada 7 de agosto sean multitudinarias, incomparables con las de Uruguay. Pero las del pasado domingo superaron aun la convocatoria habitual en el vecino país.

Bajo el lema “San Cayetano necesitamos tu abrazo de amor para seguir caminando”, una marcha terminó convocando a 100.000 personas en la Plaza de Mayo, según informó La Nación.

En esa concepción sacralizada del mundo, el orden divino, trascendente a lo humano, puede incidir en lo terrenal, por ejemplo en las demandas impulsadas por los organizadores: Barrios de Pie, la Corriente Clasista y Combativa y la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular, todos contrarios a las políticas del gobierno de Mauricio Macri, a quien adjudican el aumento de la desocupación.

Desde la iglesia de San Cayetano, en el barrio de Liniers, se inició una caminata de más de 10 kilómetros, mientras otros miles de fieles se congregaron para participar de misas y saludar a San Cayetano.

Foto EL PAIS


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