Este es el marco de la discusión que hoy nos ocupa. Esta es nuestra preocupación latente: como aportar el máximo posible para ganar nuevamente el gobierno nacional y seguir en este camino de crecimiento y distribución. Mejorable por todos lados, pero crecimiento y distribución al fin.
La otra cara de la victoria es el ganar por ganar, y en esa postura permitir desviaciones que trastocan la esencia de nuestro FA. Aún ganando estaríamos perdiendo. De sobra tenemos ejemplos cercanos, con volantazos que no son esperables, que no enamoran.
Y no enamoran, porque el Frente Amplio nació para ser distinto. Nació para construir con tod@s, como hacemos con nuestros programas de Gobierno, y no para ampararnos en esa idea antifrenteamplista de un poder individual como potestad inalterable de la democracia burguesa. Las masas, los sindicatos, las organizaciones sociales y la fuerza política parecerían molestar.
La unidad de ideas y esfuerzos en los que la fuerza política sentó las bases de la victoria, parecen no pesar al momento de tomar rutas alternativas. Los acuerdos tomados en colectivo, desaparecen. Y cuando éstos se abandonan, pocas veces se retoman. Pensamos que aún estamos a tiempo de corregir el rumbo.
No basta con parecer menos malos que los Partidos Tradicionales, eso es demasiado fácil. Tenemos que ser y parecer mejores, porque sigue siendo el gobierno de l@s frenteamplist@s.
Seguiremos apoyándolo, más allá de la crítica, porque sabemos en carne propia lo que significaría para nuestro pueblo la vuelta al gobierno de blancos y colorados. La memoria de la debacle en la que nos sumieron está presente.
Es responsabilidad de la Fuerza Política marcar clara y permanentemente las malas prácticas de nuestr@s compañer@s. La metodología no es inocua, tiene ideología. Es la esencia del ser de izquierda la construcción colectiva con el movimiento popular.