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Por Germán Coutinho.

La pasada semana exponíamos en el Senado sobre las dificultades que viven a diario las personas celíacas, un tema del que se viene hablando hace bastante tiempo, pero que sigue sin solución y del que recibo permanentemente solicitudes de apoyo.

Es redundante pero debemos repetir que es una enfermedad que se produce por la intolerancia genética a un conjunto de proteínas presentes en el trigo, la avena, la cebada y el centeno, produciendo consecuencias y una disminución en la calidad de vida. Quienes no lo padecemos, conocemos un familiar, un amigo, un vecino o un compañero de trabajo que si lo viven. De esta enfermedad no tenemos una cuenta exacta de cuantas personas son las afectadas, ya que no existen registros estrictos ni todos están diagnosticados, pero lo que sí sabemos es que es una realidad en nuestro país.

Este grupo de personas necesita cumplir con una dieta estricta durante toda su vida, lo que no parecería tan difícil cuando lo decimos pero que es fundamental para que tengan un mejor vivir. Los productos tienen un alto costo, no son fáciles de encontrar o no se encuentran de manera correcta en las grandes superficies comerciales, las propuestas gastronómicas son pocas a la hora de salir a comer afuera y no existe conocimiento ni consciencia en la población en general.

Desde hace varios años se viene trabajando en este tema, existen leyes al respecto e incluso nuevos proyectos para ser considerados y aprobados por el Parlamento, pero una vez más tenemos la legislación y no se está cumpliendo. Toda esa normativa llevó un gran esfuerzo, trabajo e investigación sobre el tema, pero si después no tenemos quien lo controle, lo haga cumplir o le haga el seguimiento, el problema seguirá estando ahí.
Estas personas no tienen solamente un problema de salud, es también un tema desde lo social, lo educativo y lo económico que debe ser resuelto.

No necesitan que les facilitemos remedios, lo que necesitan es que desde el gobierno se les facilite el acceso a una dieta sin importar si son trabajadores o jubilados o que sueldo perciban, si están en una cantina de un centro de estudios o en su casa.

Las leyes están, tenemos que hacer que se ajusten a la realidad, que se cumplan y que esto deje de ser un problema para quienes lo padecen.

No necesitamos seguir haciendo leyes que no se van a cumplir, necesitamos que se cumpla con la normativa vigente. Desde nuestro lugar, seguiremos insistiendo para que así sea.


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