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Por Ernesto Talvi.

Queremos salir a la calle sin miedo y volver a ver el frente de las casas y edificios y no las rejas que los rodean.

La inseguridad ha alcanzado máximos históricos en los últimos años, tanto por el volumen de crimen como por el grado de violencia empleada. El largo plazo es menos alentador porque la violencia se concentra en los contextos sociales más vulnerables, agudizando las condiciones de vida y generando un círculo vicioso de violencia y marginalidad.

La represión no puede ser la única herramienta para atacar este problema.

El comienzo es la prevención primaria, intervenciones y programas enfocados en factores de riesgo que afectan a la población en general. Vamos a relanzar las comisarías para que vuelvan a ser el principal punto de referencia de seguridad pública en los barrios y que dejen de ser meras unidades administrativas y receptoras de denuncias. Cada comisaría tendrá un equipo de policía comunitaria de cercanía que recoja las demandas de los ciudadanos y que tenga la posibilidad de coordinar intervenciones orientadas a resolver estas demandas.

En contextos vulnerables, vamos a realizar una prevención secundaria que reconoce que la dinámica del delito en esas zonas es distinta a la del resto del país. Esta requiere presencia policial y patrullaje permanente, acompañados de intervenciones sociales que ofrezcan soluciones inmediatas a los problemas de una población que está excluida.

También vamos a trabajar en la represión inteligente para atacar los problemas del delito que ya están instalados. Para esto hay que entender que la naturaleza del crimen cambió: lidiamos con organizaciones criminales de narcotráfico altamente especializadas y con adictos dispuestos a matar para consumir. Estas bandas criminales tienen que comprar la droga en el exterior, pagarla, ingresarla a través de las fronteras, acopiarla, distribuirla, venderla, cobrar y lavar el dinero, mucho de lo cual queda por fuera de las actuales posibilidades del Ministerio del Interior.

Vamos a coordinar activamente a todas las agencias gubernamentales dedicadas a la inteligencia y a la investigación para que aborden la problemática del narcotráfico desde todos los ángulos y puedan dirigir intervenciones por parte de la Guardia Republicana que desarticulen a las bandas criminales. Debemos ser proactivos con los crímenes y no simplemente responder ante los hechos consumados.


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