Dando cumplimiento al pedido de Fiscalía a la Justicia de poder acelerar la obtención de pruebas para determinar las circunstancias que llevaron a la muerte a Alicia Beatriz Báez Díaz, de 55 años, quien cayó del décimo piso del Edificio Máscolo, se realizó en las primeras horas de esta jornada la reconstrucción de la fatídica madrugada del pasado 9 de enero. Desde la medianoche, personal policial se encargó de cortar el acceso a particulares en 18 de Julio, desde Dr. Luis A. De Herrera hasta Montevideo, así como delineó un perímetro para evitar el ingreso de curiosos y permitir que la Justicia, conjuntamente con Policía y Fiscalía, pudiera trabajar en forma correcta. De la reconstrucción participaron además los testigos que esa madrugada iban pasando por la zona cuando escucharon a la mujer gritar desde el balcón y aseguraron –en declaración ante la fiscal Andrea Fuidio– que vieron a un hombre sujetándola y/o empujándola. Además del esposo de la señora, quien pasó dos días detenido e incomunicado pero finalmente recuperó la libertad, al no establecerse ninguna teoría –ante la Justicia– sobre su grado de participación en el hecho. El hombre había declarado en su momento que estaba dormido cuando fue advertido por la Policía –que golpeó su puerta– sobre lo que había pasado. El juez Juan Pablo Novella dispuso, como medidas alternativas, que fijara domicilio y no puede ausentarse del país, sin autorización, por el plazo de 180 días. En la reconstrucción se prestó especial atención a las versiones de los testigos –entre ellos un taxista y dos clientes de la farmacia céntrica– a fin de acreditar lo que vieron y oyeron, dada la altura a la que se encuentra el balcón desde donde cayó la señora. Se efectuaron pruebas de timbre para ver si funcionaba, y de voz a fin de confirmar que desde la calle efectivamente se pudiera haber escuchado el pedido de auxilio que los testigos sostienen. Pasadas las 2.30, luego de terminada la ronda de declaraciones de los testigos, se recreó el momento en que Báez estaba en el balcón del décimo piso. Para ello se utilizó un muñeco de igual complexión física que la fallecida. Próximo a las 3, la fiscal solicitó que cada testigo –quedaban tres– se ubicaran en el lugar en que estaban cuando aseguraron verla. La única testigo mujer se quebró en llanto al tener que recordar lo que vio desde la esquina de la farmacia.
Fuente: El Telégrafo