Se usan para condimentar, purificar y embellecer la casa. Consejos para armar tu huerta propia.
Las plantas aromáticas no solo decoran nuestra casa, también aromatizan el ambiente y son imprescindibles para aderezar los platos en la cocina, para hacer infusiones medicinales y hasta para realizar sahumados de limpieza y protección energética dentro del hogar. Cultivarlas es fácil, solo necesitamos tener en cuenta algunas cuestiones prácticas para lograr aromáticas exitosas en casa.
Las variedades que podemos cultivar en el hogar son muchas: albahaca, cilantro, eneldo, cebollín, menta, perejil, salvia, estragón, tomillo, romero y jengibre son las más recomendadas. A la mesa las podemos llevar de varias maneras: frescas o secas van a realzar el sabor de las comidas y pueden transformar cualquier plato. Secas tienen un sabor más intenso y las podemos conservar por más tiempo. La menta, por ejemplo, hace riquísimos y beneficiosos tés, el romero acompaña muy bien las recetas y el jengibre es un potente activador de defensas que se usa en múltiples bebidas, ¿para qué comprarlos si podés tenerlos al alcance de la mano?
Los básicos para que sobrevivan
Luz: Uno de los aspectos principales a tener en cuenta son las horas de luz. Unas seis horas como mínimo de luz son necesarias para un buen crecimiento. No debemos subestimar ese aspecto, cuanto más luz tengan mejor.
Agua: El drenaje es otro de los temas a considerar: un exceso de agua en las raíces es una cosa seria para la mayoría de aromáticas, y es que no lo soportan nada bien. Un buen drenaje es indispensable para el buen desarrollo de las raíces. Para esto debemos asegurarnos de que las macetas cuenten con agujeros en la base ¡es fundamental!, este es un error muy pequeño que se suele cometer y puede arruinar las aromáticas.
Tierra: El sustrato preferido para estas variedades es el compuesto por tierra negra, compost, y vermiculita.
Al plantar en macetas debemos tener en cuenta que el sustrato, al ser un volumen limitado y pequeño, se seca antes, y este factor aumenta cuanto menor es el volumen de las macetas. Siempre es preferible optar por una maceta más grande y plantar varias especies en ella. Al tener más volumen de sustrato el agua tarda más en evaporarse.
¿Cómo plantar?
Combinando plantas altas con rastreras (como tomillo, que es bajito y crece a lo ancho, con romero, que crece a lo alto) podemos llegar a cubrir toda la superficie de la maceta, impidiendo que los rayos de sol incidan directamente y conservando mejor la humedad y temperatura del suelo. Estos policultivos suelen confundir a las plagas, dificultándoles encontrar su cultivo favorito.
Las asociaciones óptimas son menta, jengibre y albahaca; albahaca y orégano; perejil y orégano o romero; tomillo y salvia.
Otra idea para organizar las aromáticas es combinarlas por necesidad de riego, esto facilita muchísimo el trabajo, y ninguna planta sufrirá los problemas de falta o exceso de agua.
Las que tienen menor exigencia de agua son romero, tomillo y salvia. Las más exigentes son albahaca, perejil, cilantro y menta.
Cosechar para su utilización en alimentos, infusiones y sahumados
Cosechar las plantas aromáticas promueve su crecimiento, las mantiene en su fase de crecimiento en lugar de entrar en se época de madurez y floración para finalmente morir. Durante esta fase de crecimiento, además, el sabor de las hojas es más intenso que en la etapa de floración. Eso sí, que coseches más de un tercio del volumen de la planta o repercutirá negativamente en su crecimiento, es mejor hacer podas pequeñas de forma regular (lo justo para añadirle el toque a cada plato). Si te encontrás con una flor, es mejor eliminarla, para alargar así la época de crecimiento y disfrutar un tiempo más de hojas frescas.
Las aromáticas pueden vivir en el interior o exterior si cumplen con las condiciones nombradas anteriormente, pero es importante tener en cuenta que no sobreviven a las bajas temperaturas. Durante el invierno habrá que protegerlas especialmente, ponerlas al reparo, no expuestas a las heladas. Se pueden entrar al espacio interior o cubrir.
Por Liliana Santarelli, profesora en AJEU (Amigos del Jardín y la Ecología Urbana).
Publicado por Clarín