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Vecinos de barrio Salto Nuevo aseguran que una extraña criatura recorre las calles en la noche en la zona comprendida entre el zoológico, cementerio, la plaza del barrio y el estadio de un club de fútbol que se ubica allí próximo.

Un grupo de jóvenes que se encontraban en la madrugada del pasado sábado fueron los que se llevaron el peor susto tras ver un animal grande correr por la zona. Algunos compararon este animal con un lobizón, más allá de la leyenda, los vecinos no encuentran una explicación.

La sola presencia de este animal por la zona genera que los perros del barrio comiencen a ponerse nerviosos y ladran a este extraño animal. Algunos piensan que se trata de algún animal que se escapa del zoológico y no es ningún lobizón.

Según una creencia popular muy antigua, el lobizón es el séptimo hijo varón consecutivo, que los viernes de luna llena se transforma en lobo o, según la versión local más común, en un animal doméstico. En el DRAE figura como lobisón y en el Diccionario del español del Uruguay (DEU) se ha preferido lobizón, más frecuente entre nosotros. En el Diccionario del lenguaje rioplatense de Guarnieri (1979) aparece también la forma ‘lobizonte’ y, en Diccionario uruguayo documentado, ‘lobinsón’.

Esta leyenda ya circulaba en la mitología griega, en la que se relata la metamorfosis de un hombre, Licaon, en lobo. El mito puede haber llegado a la Península Ibérica con los visigodos, hacia el siglo V, puesto que aparece referido en numerosos relatos en el norte de España, principalmente en Galicia, de modo que cabe suponer que lo pueden haber traído a América tanto los portugueses como los españoles. Corominas (1980) afirma que la palabra lobizón en Argentina y en Uruguay fue tomada del portugués lobishomem, alteración del latín lupus homem = ‘lobo hombre’.

En las variantes más conocidas de este mito, los lobizones suelen comportarse como lobos asesinos, pero los licántropos criollos de las historias del narrador oriental José Monegal son más bien bonachones, a veces encarnando animales cuya mansedumbre contrasta con el salvajismo de algunos personajes humanos, como vemos en este caso registrado en su cuento Las razones de la crucera: Martín Vera el séptimo hijo varón de la morena Consuelo Maceira. Todos los viernes después de medianoche podía convertirse en el animal que se le antojara merced a su condición de lobizon señala un informe en perspectiva.


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