Celine Harmouche, una médica residente libanesa de uno de los hospitales dañados por la impactante explosión en Beirut, reveló a Infobae los detalles del colapso del sistema de salud. El desborde de todos los centros de salud, el drama de los desaparecidos y la necesidad de empezar a trasladar pacientes al interior
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Dos empleados de uno de los hospitales de Beirut intentan remover una de las camillas en medio de los escombros (REUTERS/Mohamed Azakir)
Fueron apenas unos segundos. Esos instantes ocurridos a las 18.08 de Beirut en los que toda una ciudad quedó estremecida y arruinada. Una explosión de 2.750 toneladas de nitrato de amonio que destruyeron casi todas las edificaciones en un radio de al menos dos kilómetros a la redonda.
Y en ese espacio de desastre también se encontraban varios hospitales. Los mismos centros de salud cuyos profesionales ya se encontraban en plena lucha contra la pandemia de coronavirus y que en apenas instantes debieron adaptarse a una atención similar a la de un escenario de guerra o de catástrofe natural.
Celine Harmouche, una médica de 26 años nacida en la ciudad, se encontraba de guardia en el departamento de radiología del Hospital Hotel Dieu de France, para muchos el más prestigioso del país.
En diálogo telefónico con Infobae, la médica retrató lo sucedido y cómo el desastre convirtió en caos su trabajo. Narró cómo la pesadilla se apoderó de toda una situación de desborde.Celine Harmouche cursa el segundo año de residencia en uno de los hospitales de Beirut. Al momento de la explosión, se encontraba de guardia en el departamento de radiología
“Yo me encontraba con otros dos residentes en el departamento de radiología. Empezaron a temblar las mesas y las computadoras y se cortó de golpe la electricidad. Ahí pensé rápido que era un terremoto”, relató la médica que hace su segundo año de residencia como radióloga.
“Pero cuando llegó el sonido de la detonación y se sintió la onda expansiva, creí que nos habían bombardeado. Salimos corriendo del edificio entre los vidrios rotos y las partes de los techos que colgaban y llegamos a la puerta principal del hospital. Ahí estaban reunidos muchos médicos y ahí fue cuando vimos ese humo rojo en el cielo”.
“Fue una experiencia muy traumática. Muchos nos pusimos a llorar y enseguida empezamos a llamar a nuestros familiares para ver si estaban bien. Una vez que hicimos eso, volvimos a trabajar. No podíamos desconcentrarnos ni un minuto”, completó.
Celine se preparaba para pasar toda la noche en el hospital, aunque no era capaz de medir la magnitud del desastre que había ocurrido en la ciudad.
“En pocos minutos se vino todo abajo y empezó el caos. Hay varios hospitales que quedaron destrozados, murieron enfermeras a causa de la onda expansiva y hoy (miércoles) seguimos desbordados. No hay camas suficientes para atender a la cantidad de gente que viene a atenderse”, describió la joven.Al menos dos hospitales quedaron prácticamente inutilizables. Uno de ellos es el Saint George University, el más grande de la ciudad (REUTERS/Mohamed Azakir)
Según Harmouche, el hospital universitario Saint George fue uno de los que mejor soportó los efectos de la explosión. “Este hospital fue construido en la década del 40, fue hecho con piedra maciza. Por lo cual, pese a las roturas de vidrios, la estructura en general quedó en pie”, explicó.
“Pero eso no ocurrió en otros hospitales. El Al Roum Hospital (cuyo nombre oficial es Hospital Universitario Saint George) quedó devastado. Cuatro enfermeras de ese hospital murieron por la explosión. Y creo que algunos pacientes también. No quiero ni pensar lo que habrá sido”.
«El hospital Geitawi también quedó arruinado. Tenían que sacar a los pacientes de ahí y tratar de atender en la calle o en otras edificaciones que hayan podido rescata algunas de sus estructuras», describió.
INFOBAE