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Paysandú.

Un caso de maltrato animal extremo se viralizó en las redes sociales, luego de que una residente en la zona del barrio Paycap responsabilizara a una mujer que atacó a un perro que merodeaba el lugar, ocasionándole una lesión que rompió el hueso, tendón y músculo de una pata delantera. Con la intervención de la oenegé “Amigos de los Animales”, se logró amputar el miembro anterior izquierdo del animal y evitar, de esa forma, una infección generalizada. Posteriormente, la entidad presentó la denuncia correspondiente ante el Instituto Nacional de Bienestar Animal (INBA) y el perro se recupera en uno de sus refugios.

Los animalistas reclaman la inclusión de esta figura en el Código Penal con el fin de sancionar a los agresores y comenzar a solucionar una problemática que se registra diariamente. De León reconoció que este caso en particular tuvo una mayor visibilidad “porque se viralizó en las redes sociales. Es un perro callejero que deambulaba por el barrio Paycap, apareció detrás de una hembra y no se fue más de allí. En esa zona, el perro le molestaba a una persona que armó una suerte de machete y lo lastimó tanto que hubo que amputarle el miembro anterior izquierdo. Porque el corte lo hizo con algo tan filoso que cortó el cuero, tendones y partió el hueso”.


La ley
La doctora Verónica Ortiz, con una diplomatura en Derecho Animal por la UMSA de Buenos Aires, es la única abogada con un posgrado en la materia en Uruguay. Ha participado en varios seminarios sobre Derecho Animal y vincula su especialidad con la “ética humana” y la “convivencia responsable”. “En el país existe la Ley 18.471, de tenencia responsable y protección a los animales, que no habla solo de la tenencia sino de la convivencia responsable porque incluye a quienes son tenedores y a quienes no lo son. Es una ley amplia, porque dispone de obligaciones para unos y otros”, dijo a EL TELEGRAFO. La Ley de Urgente Consideración (LUC) “hizo una modificación al artículo 16 de la 18.471, sobre las competencias del INBA.

Pero tenemos dos grandes problemas. El primero es que no haya un delito de maltrato animal, porque lo máximo que hay son multas, faltas o confiscaciones. Entonces, los actos más horrendos quedan sin sanciones. El segundo, es que el INBA está desbordado y las oenegés cumplen un rol importantísimo en cada uno de los departamentos, pero también están desbordadas”, recalcó.

El Telégrafo


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