Diego Machado, un joven de 24 años, se llevó una sorpresa cuando se dio cuenta de que la noche anterior había comprado un caballo en una subasta online mientras estaba tomando con amigos.
Según relató, se encontraba tomando con amigos cuando uno de ellos propuso unirse a un grupo de WhatsApp donde se estaba realizando una subasta.
Si bien la idea era divertirse, cuando vieron un caballo a muy bajo costo Diego no lo pensó y subió la oferta.
De esa forma, sin pensarlo ni quererlo, Diego era ahora el propietario de un equino y al día siguiente se había olvidado de la subasta pero no así los vendedores, que lo despertaron con consultas sobre cuándo iba a pagar por el animal e ir a buscarlo.
“Estaba en estado de shock y mi madre me quería matar porque yo no recordaba lo que había pasado”, recordó el joven.
Sin embargo, el aviso solo era el comienzo de sus problemas, ya que debía trasladar al animal antes del 12 de junio. De esa manera inició una campaña para encontrarle un hogar a Alazán, su nuevo caballo.
Así se enfrentó a la burocracia y a trámites que costaron más que el animal y tuvo que ofrecer un importante descuento para vender al caballo, pero finalmente con la difusión en redes sociales logró recaudar el dinero que necesitaba para pagar la subasta y solucionar el problema que creó por unas copas de más.