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Por Carlos Silva. Seguramente cuando hablamos de reformas en el Uruguay de hoy, la enorme mayoría piensa en dos de ellas, la de la educación y la de la seguridad social. Son dos temas realmente importantes para el futuro del país que se ha venido reclamando desde hace tiempo, pero el gobierno anterior, cuando tuvo la oportunidad de hacerlas, no tuvo el coraje necesario.


Sin dudas que en un país donde estamos acostumbrados a que los cambios sean lentos y se posterguen muchas veces, cuando llega el momento de decidir, a las autoridades les tiembla el pulso, pero el gobierno de Luis Lacalle Pou, llegó para cambiarlo.


Las dudas y los cuestionamientos sobre los costos políticos están siempre arriba de la mesa, desde la propia coalición de gobierno se lo ha discutido, pero nosotros nos preguntamos, hasta cuando debemos seguir postergando algo que sabemos que cada día que pasa, es un día menos que tenemos para solucionarlo.


Conocedores de la responsabilidad de gobierno del Presidente y su equipo, estos no medirán los costos políticos, sino los costos que tendrá la sociedad Uruguaya por no comenzar con estos cambios. Alguien duda que no son cuestiones que no podemos seguir sin avanzar, alguien piensa que la seguridad social, así como está, tiene algún futuro o alguien se imagina, que debemos seguir por el camino en que estamos en materia de educación cuando en algunos quintiles, tenemos los mismos niveles que países del África.


Todas estas cosas no solo nos preocupan, sino que son impostergables, debemos pensar que país le queremos dejar a nuestros hijos y hasta cuando podemos seguir esperando. Las acciones de gobierno muchas veces son esto, el tomar decisiones que quizás tengan costos políticos, pero que, a la larga, sea lo mejor para el país y su gente.


Muchos ejemplos se podrán poner, pero elegiremos uno solo. En el primer gobierno después de la dictadura, se pone en marcha la ley de forestación y en el siguiente gobierno de Luis Lacalle, se impulsa de manera enérgica esta producción. Años después, han sido las inversiones más grandes en la historia de nuestro país y hoy dan miles de puestos de trabajo.


Pero cuando esta decisión se tomó, recordamos como muchos estaban en contra, se oponían ferozmente, solo por el hecho de estar del otro lado, pero después disfrutaron de sus beneficios al momento de cortar la cinta en las inauguraciones. Un argumento que utilizaban era que Uruguay iba a quedar sin tierra para las producciones tradicionales y no solo que eso no pasó, sino que estas “producciones tradicionales” aumentaron de manera formidable.


Con esto queremos decir que no siempre hay que ponerse del otro lado por el simple hecho de ser diferentes, hay que dejar que los gobiernos tomen decisiones y seguramente la historia los juzgara.
Desde nuestro punto de vista sabemos que quizás tenga costos políticos, pero también estamos convencidos que son necesarias e impostergables y confiamos en nuestro gobierno.
La Educación y la Seguridad Social no pueden esperar más, es por nuestro propio futuro.


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