Por Henry Henderson
Según fuentes políticas cercanas a la situación en Comisión Técnica Mixta (CTM), la controversia actual parece estar plagada de malentendidos y acusaciones infundadas. La atmósfera política en Salto y Montevideo sigue siendo densa, y es innegable que la CTM ha sido el epicentro de muchas controversias. Las acusaciones y señalamientos que vuelven a involucrar a Enzo Paique, miembro de Vamos Salto (Coutinho) y designado de la CTM, han generado un debate candente en la comunidad política local.
Parece que en medio de la tensión que rodea a CTM, es fácil buscar culpables y chivos expiatorios en lugar de asumir la responsabilidad colectiva. Enzo Paique, miembro de Vamos Salto, arremete contra el subsecretario de Relaciones Exteriores actual, Nicolás Albertoni, es culpable y cómplice de los supuestos «acomodos blancos» que tuvieron lugar en 2020. Sin embargo, al examinar los hechos, la acusación parece carecer de sustento. Albertoni asumió su cargo en CTM en octubre de 2020, después de varios movimientos políticos ya en marcha, lo que cuestiona su influencia en las decisiones tomadas previamente.
La llegada de Nicolás Irigoyen en noviembre de 2020 como vicepresidente de CTM le otorgó un poder decisivo en el organismo, superando cualquier posible influencia de Albertoni. Además, en diciembre de 2022, Albertoni dejó CTM para unirse a la Cancillería, siendo propuesto por el Partido Colorado. El mismo día de asumir como Subsecretario de Relaciones Exteriores, presentó una nota solicitando una licencia sin goce de sueldo, cumpliendo con el Reglamento de Licencias del Organismo, una práctica vigente durante más de cuarenta años en CTM. La rápida sustitución de Albertoni por alguien con un perfil técnico refuerza la noción de que su rol era principalmente técnico y no político, como también ha sido señalado por el Frente Amplio en una nota reciente de El País.
La estrategia de Paique de señalar a Albertoni por su afiliación política al Partido Colorado parece poco lógica, ya que las decisiones de designación en CTM no recaían en él, sino en el presidente Albisu y, posteriormente, en Irigoyen como vicepresidente. ¿Cómo puede justificarse la acusación de «1 (Albertoni) vs +15» cuando la toma de decisiones era una responsabilidad compartida?
Este tipo de enfoque, que busca culpar a individuos en lugar de asumir la responsabilidad colectiva, socava la credibilidad de la política en Salto. Cuando se utilizan declaraciones públicas y plataformas personales, como el «portal de noticias» dirigido por Paique, para levantar sospechas infundadas, la confianza del público en el sistema político se ve socavada aún más.
En un momento en que Salto se enfrenta a desafíos políticos significativos, es fundamental recordar que la política debe basarse en la transparencia, la responsabilidad y la cooperación, en lugar de buscar chivos expiatorios. La controversia en torno a CTM es un recordatorio de que la confianza pública en la política local está en juego.
La comunidad está observando y esperando líderes que se destaquen por su integridad y su compromiso con el bienestar público. Recuperar la confianza perdida solo es posible a través de la transparencia, la responsabilidad y un enfoque genuino en resolver los problemas reales que enfrenta Salto.