El Tribunal de Apelaciones expresó sus argumentos por los que Penadés debe seguir en prisión efectiva; la defensa del exsenador había planteado que el imputado «pertenece a una minoría discriminada, es homosexual y fue político», pero el tribunal no dio lugar.
El Tribunal de Apelaciones en lo Penal (TAP) ratificó que el exsenador Gustavo Penadés –hoy imputado por 22 delitos– debe cumplir la prisión preventiva en la cárcel, y no con domiciliaria como pidió su defensa. Para el TAP existe «peligro para la seguridad de las víctimas», indica el fallo al que accedió Subrayado.
Ese peligro, añade el escrito, está en los aspectos físicos, psicológicos y emocionales de las víctimas. Para el TAP, la protección de la víctima «debe sre integral» y se la debe «proteger en su universalidad, no por el temor a perder su declaración y ello configura una preocupación central del sistema de justicia», expresa.
También hay «peligro de entorpecimiento de la investigación, vinculado directamente con el anterior y que consiste en la posibilidad real y objetiva que los imputados interfieran, dificulten, pongan trabas, imposibiliten o intenten imposibilitar el desarrollo de la investigación», indica el escrito. Suma también el caso del profesor de Historia Sebastián Mauvezín, imputado en el mismo caso.
Ambos, dice el TAP, «podrían intentar incidir sobre testigos y víctimas para que
no declaren, declaren falsamente o actúen con deslealtad o reticencia». «Se trata de reunir el material probatorio sin obstáculos, estando vinculado el imputado a las actuaciones. Lo que se persigue es asegurar que prospere el proceso», expone.
El Tribunal considera que Penadés «es un imputado influyente políticamente que tiene vínculos con personas de todos los partidos políticos y que como él accede a funcionarios de altas esferas, pudiendo interceder de esta manera con el éxito de la investigación y la seguridad de las víctimas».
En otro fragmento, el fallo dice que el exsenador «tiene medios económicos y los contactos para obtener la información que se le antoje. Tiene fácil acceso a
los registros estatales de información».
Argumentos: «Pertenece a una minoría discriminada».
Desde el principio del proceso, la defensa de Gustavo Penadés, insistió en que su defendido puede estar en prisión domiciliaria mientras avanza la investigación fiscal. Entiende que «la prisión domiciliaria sería suficiente para prevenir los riesgos». Sin embargo, la Justicia no lo entendió así.
La defensa atribuyó la integridad física del exsenador y su seguridad. Penadés «pertenece a una minoría discriminada, es homosexual, lo que sumado a que fue político se convierte en una situación que genera riesgos para su integridad física y para su vida», argumentó.
Indicó que Penadés tiene cardiopatía isquémica, presión, diabetes. Sin embargo, los estudios médicos del Instituto Técnico Forense concluyeron que esas condiciones de salud se pueden tratar con éxito en la cárcel, informó entonces Subrayado.