Por Pablo Perna
El tres veces intendente de Salto en el 2004 ya se encontraba en su último año de gobierno, luego de haber dirigido los destinos de nuestro departamento por largos catorce años. Ya era una realidad la sede de la Universidad de la República con su edificio flamante con diversas facultades, escuelas e institutos y donde miles de estudiantes y docentes del norte del país viajan y se forman. Ya era realidad el primer CERP del país con su emblemático edificio diseñado por Germán Rama. Ya era realidad los primeros CAIF del país que formaban a miles de niños vulnerables. Ya era realidad el ser el departamento con mayor saneamiento del país. Ya era realidad estar en la cúspide del turismo termal en toda la región, con hoteles cinco estrellas que jerarquizaban y daban envidia. Ya era realidad que éramos el departamento con menos desempleo y con el mayor ingreso económico por habitantes en relación al país. Era una realidad que Salto era la segunda capital del Uruguay.
El Esc. Malaquina tenía la visión de que Salto debía de transformarse en una pequeña capital europea, donde sus habitantes vivieran felices y que debía de cuidarse hasta el último detalle, desde los espacios verdes, plazas, fuentes. Por ese motivo remodeló el deteriorado Palacio Córdoba transformándolo en la “Casa de Gobierno”, el auto en que se movía, el 001, era un Mercedes Benz último modelo. Sabía que el hábito no hacía al monje, pero que ayuda a atraer fieles, ayuda y Salto recibía a muchos turistas e inversores.
Todos los lunes al mediodía, en el lujoso comedor de la Casa de Gobierno -hoy transformado en una mediocre oficina pública- recibía al Jefe de Policía, al Director del Hospital, al Presidente de la CTM, al Secretario General y a sus asesores y directores más cercanos y almorzaban juntos. Así arrancaba la semana teniendo un pantallazo general de la situación del departamento y planificando la semana de manera informal, luego vendría el Gabinete donde aquí si eran las reuniones duras y firmes, donde se dirigía y las órdenes se cumplían.
Recuerdo la última cena en el gran comedor de la Casa de Gobierno, donde el Esc. Malaquina organiza la reunión con los funcionarios más allegados y que prácticamente convivíamos todo el día. Luego de los discursos de despedidas y agradecimientos de rigor reinantes en ese mágico encuentro de despedidas, ya el Intendente más distendido y de sobremesa reflexionaba sobre el tiempo que le había dedicado a Salto y el poco tiempo dedicado a su familia. Con la mirada reflexiva y los ojos vidriosos mirando hacia el futuro imaginándose muchas cosas, pero en especial que sucedería con su familia a la cual se culpaba el haberle dedicado no todo el tiempo que él hubiera deseado.
El tiempo ha pasado y hoy a la distancia su familia se encuentra más unida que nunca, con la sorpresa de la incorporación al terreno político y queriendo seguir tus pasos, tu hijo, Marcelo, donde mañana realizará su presentación ante la sociedad como candidato a intendente de tu querido pueblo. La colectividad del Partido Colorado a nivel país mañana lo abrazarán en Salto, haciendo honor a la tradición, trayectoria y a la esperanza de que Salto vuelva a ser Salto. Los cinco precandidatos presidenciales Guzmán Acosta y Lara, Robert Silva, Gabriel Gurméndez, Andrés Ojeda y Gustavo Zubía, estarán presentes apoyándolo para que sea el futuro intendente de Salto. Mañana esperamos a toda la colectividad de nuestro querido pueblo que quiera volver a soñar con volver a ser una pequeña capital europea. Al igual que también te esperamos escribano para que estés presente. ¡Viva Malaquina!; ¡Viva Salto!