Tras el anunció de la designada ministra de Salud Pública, Cristina Lustemberg, que manifestó su disposición a revisar la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, incluyendo los plazos para practicar un aborto, la Iglesia Católica expresó su discrepancia.
Arturo Fajardo, presidente de la Conferencia Episcopal, dijo que “la vida es el primer derecho, sin eso no hay otro derecho”, y agregó que la Iglesia se opone tanto a la pena de muerte como al aborto y la eutanasia. “Sabemos que es un tema complejo”, puntualizó.
En cuanto a los abortos producto de violaciones, Fajardo estimó que “se pueden buscar salidas que no sean la interrupción del embarazo”, porque “el aborto es el fin de una vida y de una persona”.
En ese sentido, señaló que no solo se trata de un problema filosófico sino demográfico, y argumentó que los datos del Censo indican que “la población ha descendido de forma abismal”, y “hay que buscar una salida que vaya en ese sentido”.
“La sensibilidad social pasa por otras realidades”, dijo el clérigo.
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