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El Instituto Nacional de Carnes (INAC) comenzó el Sistema de Auditoría para la Integridad de la cadena cárnica evaluando una carnicería en Montevideo. El titular de la dependencia, Conrado Ferber, detalló que serán controladas 3.000 carnicerías y consideró que la implementación del sistema cambia el paradigma. “Los datos del producto como de la infraestructura otorgan plena garantía al consumidor y al carnicero”, dijo.

En cumplimiento del objetivo definido en el plan estratégico del INAC para asegurar la integridad de los productos y procesos en la cadena, para garantizar la transparencia, la eficiencia y la confiabilidad de la información, comenzó, este miércoles 18, en una carnicería del barrio Belvedere, en Montevideo, la experiencia piloto para implementar el Sistema de Auditoria para la Integridad. 

Ferber explicó, en una entrevista con Comunicación Presidencial, que uno de los beneficios de este instrumento, en la medida en que la carnicería esté en condiciones y el auditor no encuentre motivos para realizar observaciones, es que no conlleva gastos para el empresario y el permiso para seguir con el negocio se renueva de forma automática por un año.

“Se trata de generar sistemas y controles digitalizados que den garantía tanto al consumidor como al empresario respecto a la evaluación de la carnicería, con la información que se obtiene por parte de auditores del INAC. A través de inteligencia artificial, esos datos se remiten a un sistema centralizado, que evalúa y, de acuerdo al riesgo, se determinan los resultados y se responde al titular de la empresa”, expresó. 

El proceso se extenderá a todas los comercios del país, vehículos, establecimientos habilitados y empresas; además, interactúa con otras plataformas generadas por el INAC como el Registro único Nacional de Empresas Cárnicas y el Sistema de Registro y Gestión del Abasto, a fin de continuar modernizando el control, con base en soluciones tecnológicas. 

El sistema asigna, de manera automática, las tareas de los auditores, indicando la frecuencia de revisión anual, así como variables de tipo de actividad de la empresa, situación registral, volumen de comercialización, grado de manipulación de los productos, infraestructura sanitaria e higiene del negocio, hallazgos críticos o puntajes obtenidos en las evaluaciones manuales anteriores e historial de sanciones e incumplimientos, entre otras, a efectos de gestionar las fiscalizaciones con base en el riesgo. 


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