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Por Carlos Silva
Nuestro departamento, históricamente conocido por su pujanza, se encuentra en una encrucijada que podría marcar nuestro futuro, para las próximas décadas. Entre los proyectos clave que podrían transformar nuestro destino, se destaca la construcción del nuevo aeropuerto de Salto, una obra que tiene el potencial de convertirse en el motor que impulse nuestro desarrollo y atraiga inversiones cruciales para el crecimiento de la región.
La conexión aérea de un departamento como el nuestro, no solo representa una mejora en la infraestructura de transporte, sino que es, en esencia, una puerta al mundo. En un contexto globalizado donde la rapidez y eficiencia en las comunicaciones y el transporte son determinantes para atraer inversiones, un aeropuerto moderno y bien conectado es una necesidad, no un lujo.
El turismo, en particular, es uno de los rubros que quizás, más se beneficiará con esta infraestructura. Salto es conocido por su oferta termal, que ha sido durante décadas un imán para turistas nacionales e internacionales. Sin embargo, la falta de conectividad directa ha limitado su crecimiento y ha dejado a la región en desventaja frente a otros destinos. Con un aeropuerto activo y bien gestionado, podremos atraer turistas de otras latitudes, aumentando significativamente el número de visitantes y extendiendo las temporadas turísticas más allá de los picos actuales.
Además, un aeropuerto bien desarrollado podría atraer la atención de empresas del sector tecnológico, agroindustrial y servicios, sectores que dependen cada vez más de la conectividad para su expansión. Todo esto genera un ecosistema favorable para la creación de empleo, tanto directo como indirecto.
La agricultura y la ganadería de Salto, que han sido durante años un pilar económico, podrán beneficiarse enormemente de la proximidad de un aeropuerto. Exportar productos frescos, como frutas y verduras, a mercados internacionales en tiempos más rápidos y con mejores condiciones de conservación será un gran impulso para los productores locales. El valor agregado que esto le otorga a la producción local puede ser la diferencia entre competir de manera efectiva en los mercados internacionales o quedar rezagados ante otras regiones.
La creación de empleos y la llegada de nuevas inversiones también tendrán un impacto directo en la calidad de vida de los salteños. Más empleos significan menos desempleo y más ingresos para las familias, lo que se traduce en una mayor estabilidad económica y social.
Este Gobierno Nacional renovó todo nuestro aeropuerto y ahora se concretó la llegada del primer vuelo de línea, esto representa una oportunidad histórica para el desarrollo de nuestro departamento. Es el momento de que todos los actores políticos, sociales y empresariales del departamento, trabajemos juntos, para hacer que esto continúe así.
Salto, que alguna vez fue la “capital del interior”, tiene ahora la oportunidad de recuperar ese lugar de liderazgo, pero esta vez con una visión moderna, global y enfocada en el futuro. El aeropuerto es más que una infraestructura; es un símbolo del Salto que queremos construir para las próximas generaciones. No dejemos pasar esta oportunidad de volver a poner a Salto en lo más alto.


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