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Por ANTONIO MERCADER: Un gobierno honrado, un país de primera”, fue el eslogan de la campaña del Frente Amplio que llevó a José Mujica a la Presidencia en 2009. Como en 2004, la izquierda resaltó la honradez como una de sus máximas virtudes. Lo hizo al tiempo que acusaba de corruptos a los partidos tradicionales, algo que la izquierda hizo desde siempre estando en la oposición.

Tan desde siempre que Jorge Batlle, que acaba de morir, fue víctima medio siglo atrás de una feroz campaña de desprestigio (“la infidencia”) nacida en esa misma izquierda que hoy gobierna.

Ahora que Batlle ha muerto sin que nadie pudiera probar jamás que se beneficiara de infidencia alguna, el Frente Amplio tiene la ocasión de demostrar la coherencia de sus principios en materia de honradez. Principios que figuraban en el programa de la fórmula Mujica-Astori con letras en mayúscula: “Sólo con gobiernos honrados hay países decentes”.

Mañana sabremos si el Frente Amplio mantiene esos principios. Es que la coalición de gobierno debe decidir si apoya la investigación parlamentaria sobre la empresa “Aire Fresco”, el Movimiento de Participación Popular (MPP) y los negocios con Venezuela. No hay duda que el asunto merece ser investigado desde que en 2011 Mujica nombró a esa empresa intermediaria oficial en los negocios con Venezuela. Por esos negocios, “Aire Fresco” -cuyos dueños son dos extupamaros- cobró comisiones millonarias. Y ahora, según documentos de la Corte Electoral, está probado que esa empresa donó miles de dólares a la campaña del MPP.

Para Mujica y el MPP, que dicen que todo es normal y que es lícito “ganarse la vida como empresario”, una investigación del Parlamento permitiría confirmar que no hay nada que esconder y que darle a una empresa el monopolio de la intermediación en las exportaciones uruguayas a Venezuela es algo legal. Un poco más les costará probar que recibir donaciones de esa misma empresa es ajustado a la ética, pero seguro que no faltarán diputados prestos a justificarlo.

Así, el MPP encuentra una oportunidad de oro para acallar los rumores que desde hace años vienen circulando: “para hacer negocios con Venezuela hay que hablar con la gente de Mujica”. Negocios como la venta de alimentos al gobierno de Caracas para un pueblo hambreado por el chavismo. Tan comunes fueron esos negocios que hasta el folclórico “Pato Celeste”, amigo del expresidente, declaró que había prosperado vendiendo en Venezuela “productos de alimentación” con una “comisión del 3% o 4%, según lo que venda”.

El diputado blanco Jaime Trobo fue quien presentó la acusación en el Parlamento y pidió la creación de una comisión investigadora. Es de esperar que el Frente Amplio, aunque escaldado por el feo resultado de la investigadora de Ancap, admita que esta otra indagación es necesaria por el bien de la tan invocada “transparencia”. “Está mal que el presidente decida que una persona es la única que puede vender ciertos productos al Ministerio de Alimentación de Venezuela”, afirma Trobo. Tiene razón.

Está mal, pero lo que Mujica, el MPP y el Frente Amplio tendrán mañana en Diputados es la chance de probar lo contrario y confirmar que lo del gobierno honrado y el país de primera no era pura palabrería.

 

Columna a Diario EL País


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