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Por Germán Coutinho.

El pasado martes se aprobó la media sanción en el Senado sobre la ley integral para personas trans con los votos del Frente Amplio y el Partido Independiente.
Desde hace un año que estudiamos y tratamos este proyecto en la Comisión de Población, Desarrollo e Inclusión. Todos los que quisieron dar su opinión fueron recibidos. Por allí pasaron especialistas nacionales e internacionales, catedráticos, instituciones, asociaciones, colectividades, particulares. Escuchamos testimonios conmovedores, recibimos informes técnicos, médicos y científicos. Con todos esos insumos formamos nuestra opinión.

Estamos en contra de todo tipo de discriminación. Hoy vemos según el censo del año 2016 que aportó el gobierno, que dentro de quienes se identifican como personas trans, 9 de cada 10 se sienten marginados, un 67% se ha dedicado al ejercicio del comercio sexual como forma de supervivencia, que si miramos los niveles de autoexclusión en los centros de educación solo un 40% termina la educación primaria y solamente un 12% termina el liceo. Muy por debajo de la media país, solo el 17% de esa población supera los 50 años. Estos números nos demuestran claramente que si bien es una minoría, es una minoría vulnerable y que merece ser atendida porque están pasando mal, pero que están pasando mal como muchos uruguayos que viven diferentes realidades, como los 142.000 que se levantan todos los días con la aspiración y el sueño de tener trabajo, como los 165.000 que viven en asentamientos, como le pasa a aquellos que no han logrado acceder a los medicamentos de alto costo, las víctimas de violencia doméstica o las de rapiñas, y de tantos uruguayos más. Pero el gobierno nos envió este proyecto de ley, éste fue el que ingresó al orden del día de la comisión para su estudio y es sobre este el que tuvimos que resolver.

Esa ley podría haber sido aprobada solo con los votos del oficialismo, pero nosotros planteamos que estábamos dispuestos a acompañar, incluso en aquellos puntos en los que podíamos discrepar y estando en minoría, si a cambio se eliminaba todo lo referente a que los niños puedan tomar decisiones de hormonización y cambio de sexo sin la aprobación explícita de los padres, algo que va en contra de la familia, que es siempre la primera línea de contención de nuestra sociedad.
Con los niños no. Si los menores de edad no pueden manejar, votar o comprar bebidas alcohólicas, ni pueden salir del país sin autorización de sus padres, si cuando hacíamos campaña para bajar la edad de imputabilidad nos decían que los menores no tenían la capacidad de valorar las consecuencias de sus actos como es que ahora sostienen que los menores si pueden cambiar de sexo y con consecuencias irreversibles por su sola voluntad.

Estamos convencidos que la política uruguaya tiene que ser un camino de acuerdos y no una demostración de mayorías y minorías. Queremos un Uruguay solidario y sensible para con aquellos ciudadanos que están atravesando situaciones difíciles y vulnerables, pero tomando decisiones con fundamento y conciencia. No quiero un Uruguay dividido, crispado y hostil.

Así lo sentimos como colectividad que gobernó 19 veces, sin eludir responsabilidades, siendo escudo de los más débiles, estando donde tenemos que estar y sin entregar ninguna bandera a nadie en contra de la discriminación y la violencia.


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