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Un duro despertar a la realidad,  registraron los miembros de una cooperativa de vivienda en formación,  denominada  Grupo Unidos por un Hogar,  que integraban casi una veintena  de familias. El grupo, conformado tres años atrás, comenzó a cumplir con todos los requisitos para formalizarse como cooperativa de vivienda por ayuda mutua, apuntando así, a lograr la asistencia y el subsidio del Ministerio de Vivienda,  con la aspiración de concretar el sueño de la casa propia.

El grupo, se conformó por matrimonios, familias,  todos  trabajadores, que con esfuerzo, aportaban una cuota mensual en dinero y  mucho trabajo en diversas actividades como venta de  asados, pollos, pastas y rifas, para integrar fondos que financiaran aportes y obligaciones que toda cooperativa de vivienda, debe  cumplir  así  como formar un capital, contrapartida de la asistencia que se les proporcionaría con créditos que se otorgan a ese tipo de emprendimiento, desde la órbita estatal.

Sospechas e irregularidades

Desde hace un tiempo, algunos miembros activos de la cooperativa, comenzaron a sospechar, por la conducta del Presidente del grupo, cargo en manos de un matrimonio fundador,  que  evadía informar debidamente de los manejos económicos de la entidad, especialmente el destino de  gastos y aportes.

Todo lo que  habitualmente se asienta en libros de administración, con saldo y movimientos de cuenta bancaria, con  depósitos y gastos, así como manejo de la “caja chica”.

Todo ello,  desemboco en una asamblea,  donde se analizaría los resultados de una actividad que apuntó a generar recursos en dinero sonante y contante. El deseable y lógico informe nuevamente no se brindó y ello colmó el vaso de la paciencia de varios de sus miembros.  Estos solicitaron informes al equipo  asesor en lo  técnico-social y ahí tomaron contacto con la cruel realidad.

Cooperativa dada de baja

Concretamente se les informó que  ante reiterados incumplimientos en sus obligaciones, en diciembre del pasado año,  se le había dado de baja, manteniendo  impago compromisos ante DGI, BPS  y  otros servicios, que  son la base para su  existencia y realización. En concreto se maneja  que el defalco y falta de dinero, oscila entre 900 mil y un millón de pesos.  Todo ello,  derivó en que se realizaran un serio y severo reclamo ante el matrimonio que manejaba los dineros de la ahora  frustrada cooperativa de viviendas.

Estos, admitieron que  desde el pasado año, se habían apropiado y gastado en su provecho los dineros que tenían en custodia, cayendo así, en el delito de estafa. Tras llegar a la verdad, los damnificados radicaron denuncia del hecho, ante la  policía, quien ya viene actuando, estimándose que en el correr de la semana próxima, el caso pasara  a la órbita de Fiscalía en principio y de la Justicia Penal,  tras culminarse las investigaciones y recopilación de antecedentes, informó LA PRENSA.


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