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Nunca he escrito nada sobre dictador alguno, porque pienso que lo mejor es dejar que concluida su dictadura por la manera que ocurriere, pues simplemente desaparezcan.
Hoy, y dada la cantidad de referencias hacia Fidel Castro, que para colmo son panerígicos, mi natural condición libertaria, me fuerza a hacer una excepción.
Nací en 1962, después que Fidel Castro asumiera el poder en Cuba, más de medio siglo después, cuando ya voy en la bajada de la vida, lo que comenzó como una esperanza de libertad, continúa como una férrea dictadura.
En las épocas de grandes crisis morales y económicas (estas consecuencias de aquellas), los procesos de cambio siempre son abrumadoramente acompañados por la gente, que ante la desesperación se aferran a cualquier oportunidad, y así Castro vence en Cuba a un gobierno corrupto como pocos, encabezado por Fulgencio Batista, que a su vez en su momento, a principios de los cuarenta, cuando llega al poder por primera vez, fue acompañado por el Partido Comunista, ahora enemigo declarado.
Encaramado al poder, Castro conculcó las libertades individuales, y comenzó el proceso socialista, que como todos, mira por lo alto a la generalidad, dejando a un lado la individualidad.
Quienes defienden a Castro, ante la magnitud del fracaso económico de la experiencia socialista en Cuba, siempre rescatan los buenos parámetros en la educación y la salud que logró Cuba. Olvidan que en la vida, la excepción es estar enfermo, y que Cuba preparó profesionales para trabajos que no existieron, y así han vivido trabajando en empleos muy básicos, y hasta en la prostitución.
La Cuba castrista, pasó de la dependencia de Estados Unidos a la dependencia de la ex URSS, y una vez, implosionada esta también experiencia socialista, pasó a depender de la Venezuela de Chávez, otra experiencia socialista a punto de implosionar.
Y hoy, sin gobiernos socialistas que puedan mantenerla, están tratando desesperadamente de volver a Estados Unidos.
En la Cuba actual, salvo los encaramados al poder, no hay ricos, son todos pobres, sobreviviendo gracias a un clima sin inviernos, sin producción genuina que les sostenga, con su rubro fuerte, el azúcar, reducido a una tercera parte de lo que significaba hace 60 años, y con una ganadería virtualmente inexistente, cunado supieron tener el doble de cabezas vacunas que Uruguay.
La Cuba de Castro no tuvo que crear un muro como el que propone Trump, lo tiene en forma de agua infestada de tiburones, y ese muro fue el que trató de impedir, no que a Cuba fueran inmigrantes, que no iban siquiera los que de ella escriben panegíricos, sino que trató de impedir que los cubanos se fueran, y a pesar de todo, son tantos los que lo vadearon, que hoy deciden la suerte de los gobernantes en Florida, EE.UU.
A casi seis décadas de la tiranía, espero la vida me de tiempo, para ver una Cuba libre.
Viva Cuba!!

Columna Diario Cambio


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