Por Cecilia Eguiluz
Mucho se habla sobre la descentralización, sobre todo en épocas electorales, pero la realidad es que nuestro país es profundamente centralista y lamentablemente para lograr superar el centralismo en cada reclamo sigue siendo necesario llevar adelante largas luchas con marcada tenacidad.
Y esto fue lo que sucedió con la habilitación del Imae, que durante los últimos 20 años los pobladores del norte reclamamos y que era algo tan simple como la igualdad en el acceso a la salud, la posibilidad de que tuviéramos un Centro que permitiera, frente a episodios cardiológicos tener una atención inmediata evitando lo que hasta hoy sucede que es el traslado en ambulancias durante horas para ser tratados en centros capitalinos.
Esta lucha que terminó logrando que se habilitará el IMAE para el norte es el fruto del esfuerzo de todas las personas que en forma pacífica y respetuosa decidieron revelarse, organizarse y sostener una lucha hasta lograr el objetivo. Pero por supuesto, durante estos 20 años de lucha muchos quedaron por el camino y cientos no llegaron a ser atendidos en Montevideo para poder salvar sus vidas, o no llegaron para poder ser asistidos a tiempo de evitar secuelas que arrastraran por siempre.
Miles y miles de uruguayos de todo el país decidieron firmar para que se habilitará éste IMAE, sin duda nadie pudo quedar ajeno a ese ruido ensordecedor que produce el reclamo justo, realizado con respeto y asistido de razón.
Y el objetivo fue logrado porque la gente se reveló, porque las instituciones médicas no dejaron ni un día de trabajar e invertir millones en algo en lo que estaban convencidos que tenía que salir.
En una especie de posta donde mucha gente se fue pasando la antorcha de esta lucha, hoy podemos decir que el logro es de todos, que el beneficio es, como se dijo siempre para todos y cada uno de los que pusieron su granito de arena y su voluntad estampada con su firma son los verdaderos héroes de esta historia con final feliz.
Pero lamentablemente nos quedan muchas luchas por continuar y algunas por emprender porque la centralización sigue fracturando a nuestro país, un país cuyas distancias no deberían ser obstáculo sino fortaleza, un país rico por su gente y por sus recursos.
Solo quien vive y usa las rutas del norte sabe el deplorable y criminal estado en el que se encuentran, son cientos los compatriotas que han pedido sus vidas o han tenido daños irreparables en ellas. El gobierno no da respuesta adecuada y el malestar que hay con la falta de inversión en rutas que mueven la producción del país ya es insostenible. La caminería rural sigue siendo motivo de discusión y preocupación porque es claro que los recursos que se recogen del interior , no se vuelcan luego en el mejoramiento y en los servicios.
El centralismo golpea a todos sin distinción, porque entre otras cosas, como dice el Senador Coutinho no se destinan los recursos necesarios para atender el gasto social en el norte.
Hoy comienzan los fríos y en la mayoría de los departamentos no hay refugios para personas en situación de calle y no hay políticas efectivas en este y tantos temas sociales.
Los recursos que vuelcan los departamentos norteños a las arcas nacionales, no se devuelven en la proporción adecuada para seguir invirtiendo y desarrollando a un país que pretende ser descentralizador. Y hay que trabajar mucho para lograr disminuir las inequidades que no deberían ser permitidas en pleno Siglo XXI, porque no se trata solamente de descentralizar, sino también de sostener sistemas productivos, de sostener la instalación en buenas condiciones de los uruguayos en todo el territorio nacional, en un país cuyas dimensiones permiten que podamos vivir con igualdad en todo su territorio.
Estamos convencidos que no hay un Uruguay profundo como dicen algunos políticos, lo que hay es un centralismo profundo, contra el cual hay que luchar para poder tener realmente un país que vaya hacia un desarrollo con enfoque en derechos humanos y justicia social, que seguramente es donde todos queremos vivir.
Columna El Telescopio.