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Por Carlos Silva.

Cuando un actor político tiene aspiraciones de llegar al gobierno departamental, debe tener claro varios aspectos de lo que el cargo implica, porque se trata de algo serio que requiere formación y aprendizaje.Un intendente debe, antes de pensar en el sillón municipal, tener la capacidad de poder cumplir con determinados objetivos. El principal, es ponerse metas concretas para hacer cosas que logren el bienestar de toda la sociedad, haciendo cumplir fundamentalmente los servicios que debe ejecutar una Intendencia.

El deber de hacer funcionar a la administración a cabalidad ejecutando los cometidos que tiene la misma, es algo imperioso y básico para poder concretar el resto de las políticas públicas, que también son necesarias para poder darle a la población y al departamento, las condiciones básicas para que el mismo, crezca y se desarrolle.

Pero también el actor político debe tener experiencia política, porque tener don de mando y saber ejecutar la toma de decisiones, hacen mucho a una gestión de gobierno de la que depende la calidad de vida de mucha gente. Para esto también es necesario tener conocimiento de la realidad del departamento, no solo de los barrios de la ciudad, sino de cada rincón de Salto, de cada localidad y sus peculiaridades y de las situaciones por la que atraviesan sus habitantes.

Entonces ahí sí, las decisiones que adopte un Intendente, ya no serán en función del amiguismo político, sino en base a lo mejor para una gestión de gobierno y en sentido coherente con el desarrollo de las políticas públicas que pretenden aplicarse.

Pero esta visión política y profesional de lo que implicaría una gestión de gobierno, está muy distante de lo que hemos vivido a lo largo de los últimos años en nuestro departamento. Dista muchísimo la realidad que tenemos hoy, de un Intendente que posea una visión equilibrada, rigurosa, responsable con las cuentas públicas y también política para priorizar las necesidades de todo el departamento y no solo de una parte de este, del que le quede más cómodo al jefe comunal de turno, o el que sea en el barrio donde “vota bien”.

Desde el Partido Nacional hemos logrado armonizar las necesidades políticas de la población con las urgencias que tiene el departamento, y así lo hemos demostrado siempre que nos estuvimos al frente de un gobierno.

Así lo vivimos en el último gobierno Blanco del departamento, quien mejoró y desarrolló a los barrios y con ello también nos jerarquizó, administró con responsabilidad y compromiso los recursos públicos, siendo la última vez que un período de gobierno de la Intendencia de Salto, resultó con superávit y sin déficit alguno y además, reorganizando toda la política administrativa de la interna de la comuna.

El último gobierno Blanco, fue un período donde las obras florecieron, donde los recursos que aportaba la población estaban a la vista, donde los funcionarios municipales tuvieron mejoras sustanciales en su calidad de funcionarios y donde la calidad de vida de la población mejoró notablemente, gracias a la aplicación de políticas pensadas, analizadas y posibles.

No fue como lo que hemos visto hasta ahora, donde las pocas cosas que se hacen caen por su propio peso ya que son realizadas en el aire y para el aplauso de una pequeña tribuna, que es la que se espera que después los acompañe en las urnas.

En definitiva, hacer una buena gestión no solo implica hacer política, que es muy necesaria, sino también responsabilidad, preparación y conocimiento, de lo contrario se hará una mala utilización de los recursos públicos y el costo caerá como siempre en el bolsillo de todos los salteños. Por eso el Partido Nacional, de la mano de Carlos Albisu, le propone a Salto un camino de compromiso, responsabilidad y trabajo.


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