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La mutación del SARS-CoV-2 descubierta por científicos de Taiwán y Australia es menos peligrosa haciendo al genoma del virus más estable, lo que permitiría que una vacuna logre controlar su propagación.

El estudio llevado a cabo por un equipo de científicos se encargó de analizar la estructura genética en 106 muestras del causante del COVID-19 en registros de países como EEUU, China, España, Brasil, Australia, Finlandia, la India, Italia, Nepal, Corea del Sur y Suecia.

Esta mutación fue hallada en una muestra tomada de un paciente en la India, en la cual se pudo ver una reducción de la capacidad del patógeno que facilita la unión a un receptor en las células humanas haciéndolo menos peligroso para las personas.

«El gen que codifica la proteína de la espiga (S) del SARS-COV-2 se encuentra relativamente más conservado, lo cual es un buen indicador para el desarrollo de fármacos antivirales y vacunas», escribieron los científicos al momento de compartir los resultados publicados en bioRxiv.

Después de comparar la información sobre el nuevo coronavirus con 39 secuencias del genoma SARS, que causó el brote de síndrome agudo respiratorio severo, en 2002-2003, el estudio concluyó en que el genoma del virus SARS-CoV-2 es significativamente más estable y menos propenso a las mutaciones que el SARS.

Hasta ahora, los científicos consideran que los resultados son muy alentadores, pues el gen del nuevo coronavirus parece muy estable, tratándose de la única mutación significativa encontrada hasta ahora, la cual inclusive es menos peligrosa que el virus original. Además, la espiga de proteína S mediante la cual el virus se aferra a la célula permanece sin cambios.

La República


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