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El asesino serial terminó su condena, pero aún no puede quedar libre porque está en curso una apelación de la Fiscalía paraguaya.

El asesino serial Pablo Goncálvez, que mató a tres mujeres en Uruguay, por lo que estuvo preso durante 23 años, y que luego volvió a caer en prisión en Paraguay, debió ser liberado este miércoles. Sin embargo, aún continúa tras las rejas por una apelación de la Fiscalía paraguaya.

Según supo Montevideo Portal en conversación con el director general de Establecimientos Penitenciarios de Paraguay, Blas Martínez, Goncálvez pidió un habeas corpus, pero el juez no decidió sobre su futuro luego de que la Fiscalía apelara.

En concreto, Goncálvez puede ser liberado en cualquier momento. Martínez dijo que, actualmente, sus posibilidades son «50 a 50».

Goncálvez cumplía su condena en la Penitenciaría Regional Coronel Oviedo, a unos 150 kilómetros de Asunción, pero causó un desmán que incluyó una amenaza al director del recinto y fue trasladado a la Penitenciaría Regional de Concepción.

Tras obtener la libertad en Uruguay, el múltiple homicida viajó a Paraguay en 2017. Luego de algunas semanas en ese país fue detenido tras una persecución, iniciada luego de que la Policía lo detectara recorriendo la ciudad en una «poderosa moto tipo ninja de 600 cc».

El mismo año y tras ser detenido por posesión de armas y drogas, la Justicia de Paraguay rechazó un pedido de prisión domiciliaria y ratificó la reclusión preventiva de Goncalvez a la espera del juicio.

En Uruguay, Goncálvez fue procesado en 1993 por el homicidio de tres mujeres y por un delito de violación a otra mujer. En aquel entones, ingresó a la cárcel con 22 años y con una condena máxima de 30 años. Tras redimir siete años de pena con trabajo y estudio, el hombre fue liberado antes de cumplir el total de su condena.

Los tres homicidios y la violación por la que fue imputado se dieron entre 1991 y 1993.

Luego de los 23 años de cárcel, Goncalvez salió de prisión con 46 años. Durante su reclusión, contrajo matrimonio, se divorció y fue padre de una niña. Para redimir su pena se abocó al estudio y al trabajo; estudió informática, derecho, economía, y hasta dio clases de inglés a otros reclusos.

Durante su condena en Paraguay, Goncálvez perdió aproximadamente 10 kilos, se dedicó a la lectura y a jugar al ajedrez. Sin embargo, también tuvo problemas de convivencia con otros reclusos y debió ser aislado en varias oportunidades.

Fuente: Montevideo Portal


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